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martes, 15 de septiembre de 2009

The versatile dancer

Vengo notando desde hace algún tiempo que la gente, no sé bien por qué razón, tiene la mala costumbre de morirse. Patrick Wayne Swayze, Patrick Swayze, murió ayer en Los Ángeles, a los 57 años, después de pelear con un cáncer de páncreas durante veinte meses. No puedo decir que no me lo esperara, pero, realmente, no lo esperaba, o, tal vez, no quería toparme, de nuevo, con la muerte de alguien admirado, alguien que es, pese a no ser considerado así, uno de los grandes.

Hijo de una coreógrafa y un delineante, Swayze cuenta con una filmografía trepidante (en español) en la que toca todos los palos. Después de abandonar su carrera deportiva como consecuencia de una lesión, se fue a Nueva York para convertirse en bailarín profesional (no sé qué le pasa a los deportistas frustrados, que les da por hacerse artistas; véase el caso de Colin Farrell, Julio Iglesias o el cantante de Pignoise). Tras hacer sus pinitos sobre las tablas, se puso delante de las cámaras de cine por primera vez en 1979 para participar en Skatetown, U.S.A. (La fiebre del patín). Entre muchos años de tele, una de Francis Ford Coppola en 1983, The Outsiders (Rebeldes). Y en 1987, el papel que le catapultó a la fama: Johnny Castle, el profesor de baile macarra de Dirty Dancing.


El guión era más bien flojo y NADIE se creía que Baby tuviera 17 años (tenía diez más en realidad). Pero, ¿qué importa eso cuando puedes disfrutar del "baile sucio" de Patrick y sus colegas durante una hora y media?

Tres años más tarde, su consagración definitiva de la mano de Ghost. De nuevo, no podemos hablar de una de las grandes películas de la historia del cine. Sin embargo, factores como su ternura, su intriga o su banda sonora hacen de ella un largometraje inolvidable.


A partir de entonces, una carrera plagada de altibajos de la que quiero destapar, además de sus múltiples papeles de tío duro ("Pain don't hurt", decía el protagonista de Road House, De profesión: duro), una obra maestra de 1995 protagonizada por el propio Swayze, Wesley Snipes (Blade) y John Leguizamo (Moulin Rouge, El incidente). En To Wong Foo. Thanks for everything, Julie Newmar, Patrick da vida a un travesti con más elegancia de la que yo jamás podré soñar con tener. Para muestra, un botón:



Bailarín, cantante, fantasma, matón... Un hombre con la capacidad de convencer en tantas facetas diferentes es, en mi opinión, un grande de la escena.



Descanse en paz Patrick Swayze, o desgaste las pistas de baile para toda la eternidad.


In memoriam

3 comentarios:

Penny Lane dijo...

Siempre estuve enamorada de este hombre :)

Un besito guapita.

Por cierto, mejor que lo escribiste en facebook :D:D

Amelie dijo...

Mujer, lo de facebook era una nota de urgencia. Aquí me he explayado y he dicho algo que pienso desde hace muuuuucho tiempo. Un beso a ti, y muchas gracias por tu interés.

Pilar dijo...

Un buen recuerdo, y un gran artículo. Ya sabes que me encanta Patrick...
Un beso

Tu guirigay está genial, además de armonioso