Como la mayoría de las grandes pasiones, la mía por Sheldon no surgió de la noche a la mañana. Fue un proceso que, supongo, comenzó una tarde de domingo en casa, meses ha, cuando zapeando di con unos tipos que habían elegido el mismo disfraz para acudir a una fiesta. La imagen de cuatro Flashes discutiendo quién se quedaba con el traje me resultó divertida, pero la cosa no fue más allá. Sin embargo, a comienzos de verano volví a toparme con esos tipos en mi televisor. Entonces, sabiendo ya quiénes eran, volví a pasarlo bien, pero no fue hasta algo después, cuando empecé a ver la serie en Internet, cuando me vi totalmente atrapada.
¿Qué puede haber de divertido en un físico experimental (Leonard Hofstadter) que comparte piso con un físico teórico (Sheldon Cooper, obsesivo-compulsivo y con un más que probable síndrome de Asperger), vive rodeado de cómics y videojuegos, está obsesiado con la vecina de enfrente (Penny) y pasa sus días con el mencionado compañero de piso, un judío salido (Howard Wolowitz) y un hindú incapaz de hablar con mujeres (Rajesh Koothrappali)? Francamente, mucho. Al menos, eso me parece a mí después de devorar las dos temporadas emitidas hasta el momento de The Big Bang Theory (40 capítulos de unos 20 minutos cada uno). Ahora puedo decir que soy fans de estos cuatro nerds, que a pesar de su patetismo (o a causa de él) acaban incluso por provocarte cierta ternura (a excepción de Howard, que la mayor parte del tiempo es demasiado grimoso MM).
Y si Leonard, Raj y Howard (y Penny, un poquito) inspiran cierta admiración en mí, qué puedo decir de lo que siento hacia el doctor Sheldon Cooper. Ciertamente, no desearía toparme jamás con un tipo así, pero su excentricidad lo hace un personaje fascinante y digno de estudio (¿o quizás debiéramos estudiar a quiénes le han dado forma?) cuya idiosincracia difícilmente podría describir en esta entrada.
Mientras espero ansiosa la llegada de la tercera temporada (que empezará a emitirse en EE.UU. a partir del 21 de septiembre) os dejo con algunas de las perlas que han hecho para siempre un hueco a Sheldon Cooper en mi corazón. Disfrutad y no temáis. Está loco, pero no es peligroso. No a este lado del charco, al menos.
Y si Leonard, Raj y Howard (y Penny, un poquito) inspiran cierta admiración en mí, qué puedo decir de lo que siento hacia el doctor Sheldon Cooper. Ciertamente, no desearía toparme jamás con un tipo así, pero su excentricidad lo hace un personaje fascinante y digno de estudio (¿o quizás debiéramos estudiar a quiénes le han dado forma?) cuya idiosincracia difícilmente podría describir en esta entrada.
Mientras espero ansiosa la llegada de la tercera temporada (que empezará a emitirse en EE.UU. a partir del 21 de septiembre) os dejo con algunas de las perlas que han hecho para siempre un hueco a Sheldon Cooper en mi corazón. Disfrutad y no temáis. Está loco, pero no es peligroso. No a este lado del charco, al menos.