...he de decir que no cumplí mi palabra. No completa, pero en parte, vi la gala de los Goya.
Fue decepcionante. No porque dieran el premio a alguien que yo creyera que no lo mereciera -por desgracia este año ando bastante perdida-, sino porque comprendí que el retardo no era más que una argucia para hacer negocio. No es que yo no fuese consciente antes, pero me pareció tan descarado...
No quieren hacer una gala pesada y presionan a los galardonados para que sean lo más breves posible, sin dejarlos disfrutar de su pequeño momento de gloria (que sí, que los premios no son más que escaparate efímero que no suele llevar a nadie a ninguna parte; pero aún así, considero legítimo dejar algo más que un resquicio a la emoción); sin embargo, no les importa alargar el asunto mediante la bendita publicidad.
Y pasa lo que pasa: que don ALFREDO LANDA (así, con mayúsculas) pierde la elocuencia por la emoción y no le dan tiempo para recuperarse, y su señora tira de él agobiada por el dichoso tiempo, y no hay tiempo para dedicarle a este genio los minutos de aplauso que se merece.
En fin...
P.D.- Ah, por cierto... ¡¡¡VIVA EL CORTO!!!